Allá por finales de los años 70, los pibes del barrio adoptamos a un perrito vagabundo, gris y pulgoso, al que nuestros viejos llamaban Cacho.
Resulta que el pobre se rascaba cada dos por tres, con la pata de atrás como guitarreando contra el pecho, de un lado y de otro, porque el tipo era ambidiestro para eso. Al final, el nombre de Cacho se impuso por sobre Pulgoso, Bocha, o Monzón (porque, además de pulgoso, era imbatible en las riñas callejeras contra otros canes). Por entonces nos enteramos que, así como le decían Gardel a todo aquel que se destacara cantando en las fiestas, o Susana a todas las chicas lindas (por Susana Giménez… eran otras épocas), el nombre de Cacho Tirao era el paradigma del buen guitarrista.
Oscar Emilio Tirao había nacido en Berasategui, provincia de Buenos Aires, en abril del 41, y no había empezado la escuela primaria cuando ya tenía una guitarra criolla en sus manos. A los 16 ya se había recibido de maestro de música y era parte de la orquesta del Teatro Argentino de La Plata.
La década del 70 fue su época más prolífica; había comenzado a conducir el exitoso ciclo Recitales Espectaculares, y lanzó varios de sus discos más vendidos, entre los que se cuentan Mi guitarra, tú y yo (1971), Guitarra Latinoamericana (1972), Música de Buenos Aires, esto es Cacho Tirao (1972), entre otros, cerrando la década con Cacho Tirao, sin lugar a dudas (1979).
Durante los 80 lanzó una decena de discos, como su Homenaje a Carlos Gardel (1981) y Cacho Tirao interpreta la Nueva Trova (1984), llegando a tocar en concierto junto a Astor Piazzola.
A mediados de los 80, un fatal accidente familiar le provocó gran angustia, dejándole secuelas para el resto de su vida. Así y todo, y luego de sufrir un ataque al corazón, siguió tocando y presentándose en vivo, aunque ya no con tanta asiduidad.
Ya con la muerte pisándole los talones, en el 2007, lanzó el que sería su último disco, al que llamó, paradójicamente, Renacer.
Cacho Tirao poseía un estilo virtuoso que le permitía incursionar con éxito en diferentes géneros musicales, desde la chacarera al tango, y desde las cuecas a la música folclórica latinoamericana.
La música argentina atesora varios de sus temas entre lo más representativo de nuestra cultura, como sus versiones de Zorba el Griego, Adión Nonino, La Cumparsita, y el Ave María. ¤