Lugar de residencia:
Northridge, California.
Háblenos de su profesión:
Aunque me he jubilado como educador, me mantengo muy activo. Actualmente, enseño un par de clases de sociología en Rio Hondo College, en Whittier, California, y soy editor de la revista HispanicLA.com. Aún más importante, como ex detenido político de la dictadura cívico-militar de los 70, participo de actividades relacionadas con los derechos humanos a través de Amnistía Internacional USA que acaba de publicar un documental sobre mis experiencias en Argentina. Entre otras cosas, a nivel de política local, fui miembro electo del Northridge East Neighborhood Council durante ocho años y, a nivel cultural, fui el organizador de la Peña Literaria La Luciérnaga de Los Angeles.
¿Cuándo llegó a Estados Unidos?:
En el verano de 1990, manejando desde Toronto, Canadá, con mi hijo, mi ex esposa Mev y mi ovejera alemana Murasaki.
¿Qué es lo que más le gusta de este país?:
Su diversidad de etnias y culturas.
¿Qué cambiaría?:
La tremenda desigualdad económica.
Rincón preferido del sur de California:
Caminar en los caóticos domingos de Venice, frente al océano.
¿Qué es lo que más extraña de Argentina?:
La familia, los amigos, el barrio... que ya no existen.
¿Por qué cree que Argentina debería ser nuevamente una potencia?:
Lo fue a comienzos del siglo XX en condiciones históricas diferentes… Ahora, imposible.
¿Por qué cree que estamos como estamos?:
Por el egoísmo y avaricia de la mentalidad neoliberal.
Los tres argentinos más ilustres de nuestra historia:
San Martín, Evita, Borges.
Hobbies:
Viajar, películas extranjeras, ajedrez.
¿Tango, folclore o rock?:
Los tres.
Un libro:
Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato.
Una película:
Fanny and Alexander, de Ingmar Bergman.
Película argentina favorita:
La Historia Oficial.
Actor:
Jack Nicholson.
Actriz:
Meryl Streep.
Una canción:
Cambalache.
Un héroe/heroína de la vida real, más allá de familiares y amigos:
Rodolfo Walsh.
Un sueño realizado:
Que mi hijo se graduara de Harvard.
Un sueño por realizar:
Que en Argentina y en Estados Unidos haya una redistribución de la riqueza substancial que beneficie a los sectores de menos recursos. ¤