El tapir es el mayor herbívoro terrestre de Argentina.
Se trata de un mamífero adaptable, con amplia distribución en Sudamérica y nativo del Norte argentino.
Esta especie está catalogada como en peligro de extinción en Argentina y se extinguió de la provincia de Corrientes durante el siglo XX.
Este mamífero vive en zonas de selvas y bosques húmedos y en cerros de hasta 2000 metros de altura, en las provincias de Chaco, Salta, Formosa, norte de Corrientes y Misiones. La deforestación, la caza ilegal y una población fragmentada lo pusieron en serio riesgo de extinción. El tapir cuenta con diversos programas oficiales para su conservación ejecutados por científicos nacionales y organizaciones internacionales, aunque la caza de este animal de extraña apariencia sigue en aumento.
Características
Los tapires son animales de cuerpo robusto, que pesan alrededor de 300 kilos, con patas y cola cortas y una altura de un metro del lomo al suelo. Tienen ojos pequeños, orejas redondeadas y erguidas y el labio superior prolongado en una probóscide o trompa muy flexible. Poseen un olfato y oído muy desarrollados y una vista algo débil. Su piel es muy resistente.
Alimentación
La dieta del tapir amazónico consiste en hojas, frutas, sandías, caña de azúcar, brotes, ramas tiernas y plantas acuáticas, todos productos que obtiene en desplazamientos frecuentemente nocturnos por zonas recorridas en forma repentina.
Sus crías
La hembra pare una sola cría tras un período de gestación de 14 meses. El recién nacido puede pesar unos 7 kilos y el pelaje de la cría, que perdura por unos seis meses, es rayado y manchado con motas amarillentas, muy diferente del de los adultos. Este pelaje es muy útil a la cría para pasar inadvertida ante enemigos predadores, como la harpía. El amamantamiento y la protección materna se prolongan durante poco más de un año.