Editorial • Abril 2023

Los idiomas que no se renuevan y adaptan a los nuevos tiempos, mueren. Nuestro español (o castellano, si prefiere) está en constante evolución. De hecho, cada año, la real Academia Española (RAE), la institución cultural madre dedicada a la regularización lingüística entre el mundo hispanohablante, elije una o más palabras que se incorporan al diccionario, o incluso aquellas que se destacaron por irrumpir con marcada asiduidad en el vocabulario popular. Se trata de “Nuevas acepciones para palabras ya conocidas y voces de uso reciente que se han repetido hasta la saciedad en los titulares de los periódicos y han logrado hacerse un hueco en el día a día”. Por ejemplo, el lector seguramente no se sorprenderá en saber que las palabras destacadas del 2020 fueron aquellas relacionadas con la pandemia del Covid-19: “asintomático”, “confinamiento”, “coronavirus”, “cuarentena”, “distanciamiento”, “mascarilla”, “teletrabajo” y “virtual”, algunas de las cuales preferiríamos olvidar por un tiempo, ya que seguramente no traen los mejores recuerdos para nadie.
Vale aclarar que, si bien la RAE es la entidad más representativa y calificada para hacerlo, hay otras organizaciones o redes sociales que también recogen datos sobre los términos más usados durante el año; así, la aplicación Keyword de Google reconoció a “Nueva Normalidad” como la expresión más usada del 2021, y las palabras “vacuna” e “híbrido” como las más destacadas. En años anteriores se han destacado palabras como escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), emojis (2019), y confinamiento (2020), la mayoría bastante más livianas que aquellas obviamente relacionadas con la pandemia.
Este año -quizás como un dato irrefutable del final de la pandemia- la RAE ha destacado un puñado de palabras que por primera vez desde el 2020 no guardan ninguna relación con el maldito virus, aunque no necesariamente remiten a mejores sentimientos: “apocalipsis”, “criptomoneda”, “diversidad”, “ecocidio”, “gasoducto”, “gigafactoría”, “gripalizar”, “inflación” (seguramente los argentinos hemos contribuido significativamente a la popularización de esta), “Sexdopaje”, “topar” y “ucraniano”.
Sin embargo, la palabra (en este caso, palabras) que terminó quedándose en lo más alto del podio, fue “inteligencia artificial”. La RAE, que en su propio diccionario la define como “la disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”, se inclinó por esta palabra debido a su “importante presencia en los medios de comunicación durante estos últimos 12 meses, así como en el debate social, debido a los diversos avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas derivadas”.
Debido a que se trata de sustantivos comunes, la RAE sugiere escribirlas en minúscula, aunque, por supuesto, se deberá usar mayúsculas cuando se la escribe con sus iniciales, “IA”, forma preferida por sobre “AI”, que refiere a la expresión en inglés.
En fin, nuestro lenguaje nos señala el comienzo de una nueva era; veremos, a partir de ahora, si nos subimos al tren de la tecnología avanzada… o tan solo nos quedamos en palabras.¤