Justicia y poder. Para mis amigos todo; para mis enemigos… la ley

Esta frase es de origen incierto. Pero todo indica que es, esencialmente, latinoamericana y tercermundista, dado que describe los poderosos y sórdidos nexos e intereses entre los poderes judiciales, ejecutivos y legislativos de la región, que nunca fueron independientes entre sí como lo indican formalmente las constituciones.
Lo más preocupante es que esta relación de intereses entre los tres poderes es histórica y al parecer siempre lo será, y esto no se basa únicamente en una opinión fundada en la creencia o en un determinismo inmodificable. Los hechos del presente y la historia de todos los países independizados de la península ibérica lo demuestran. Si bien cuentan con poderes judiciales, la mayoría de las veces estos son cáscaras vacías, frágiles instituciones condicionadas por las fuerzas económicas, políticas y militares dominantes, internas o externas.

La causa de la muerte del fiscal Nisman todavía no pudo aclararse a pesar de haber sucedido en un edificio de última generación y altamente vigilado, en el barrio más seguro del país y teniendo el fiscal una custodia permanente de diez policías

La República Argentina se encuentra convulsionada por el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que tuvo repercusión nacional e internacional y abarca a todos los poderes de la nación. En principio, porque Nisman murió  de un disparo en la cabeza pocas horas antes de presentar  ante el Congreso Nacional su denuncia contra la presidenta Cristina Fernández, el Canciller, y otros funcionarios. Los acusaba de haber llevado a cabo un pacto secreto entre el gobierno argentino y el iraní para encubrir a los sospechosos iraníes de haber participado en el atentado más sangriento de la historia argentina, que se llevó a cabo el 18 de julio de 1994 en la ciudad de Buenos Aires provocando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos, siendo a su vez el atentado antisemita más cruento desde la Segunda Guerra Mundial.
Este  atentado se conoce nacional e internacionalmente como “Atentado a la AMIA” (Asociación Mutual Israelita Argentina) por motivos  de simplicidad semántica. Por esta razón, la mayoría de la gente ignora que en el mismo edificio de la calle Pasteur 633 de la ciudad de Buenos Aires funcionaban, además de la AMIA, otras dos instituciones judías: la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentina) y la Fundación IWO (Idisher Visnshaftlejer Institut), el Instituto Judío de Investigaciones. Si bien estas instituciones eran independientes entre sí, las tres padecieron las consecuencias devastadoras del atentado terrorista.

Un hecho sin resolución
La conmoción que actualmente afecta a la Argentina se  agiganta por haber sucedido durante un período preelectoral, y por esto es muy difícil encontrar voces equidistantes y serenas. Todas las manifestaciones son parciales porque están condicionadas por las urnas. Eso transforma cualquier diálogo civilizado en una Irracional catarata de estupideces, acusaciones, ofensas y falsedades.
Para empezar, la causa de la muerte del fiscal Nisman todavía no pudo aclararse a pesar de haber sucedido en un edificio de última generación y altamente vigilado, en el barrio más seguro del país y teniendo el fiscal una custodia permanente de diez policías.
La presidenta Cristina Fernández, el día posterior a la muerte de Nisman, opinó que el fiscal se había suicidado, aunque 48 horas después se desdijo diciendo que tenía la convicción -aunque no pruebas- de que se trataba de un asesinato. Lo único cierto es que cualquier hipótesis es viable. Hasta las más febriles conspiraciones internacionales tienen cabida, ya que pudo tratarse de un suicidio o un asesinato que tal vez nunca se esclarezca. Por eso es que la mayoría de los argentinos piensan que jamás se sabrá la verdad de lo sucedido.

Es público y notorio que las ternas de candidatos para cubrir puestos de importancia en el poder judicial, supuestamente seleccionadas por “concurso” no tienen nada de transparentes

Lo que sí se expuso a la luz del día y crudamente fueron los estrechos vínculos que existen entre los tres poderes democráticos, con fiscales y jueces que están a favor del gobierno públicamente y otros que están claramente en contra, algo muy pocas veces visto en nuestra historia.
Por su  trascendencia, este caso de índole policial fue extendiéndose, y pasó del ámbito judicial al político nacional, y como consecuencia inesperada se hicieron visibles las estrechas relaciones que vinculan a los tres poderes constitucionales, que al parecer no tienen nada de autónomos, porque forman una conexión umbilical entre los tres.

Concursos nada transparentes
Todo funcionario judicial asume su cargo a través del poder político, ya que el órgano encargado de presentar las ternas de designación es el Consejo de la Magistratura, un ente conformado por 13 miembros: 3 diputados, 3 senadores, 3 representantes de los jueces, 2 del colegio de abogados, 1 por el poder ejecutivo y por último de un académico.
Es público y notorio que las ternas de candidatos para cubrir puestos de importancia en el poder judicial, supuestamente seleccionadas por “concurso” no tienen nada de transparentes, porque los candidatos son subidos y bajados de los primeros puestos sin explicación alguna, lo que podría hacer pensar a muchos que se determinan a dedo, de acuerdo a intereses políticos. Esto es más notorio cuando los jueces o fiscales a designar actuan en el ámbito federal, porque ellos son los que tienen el poder para investigar y eventualmente condenar a funcionarios del más alto poder político y legislativo.
El Consejo de la Magistratura, a su vez, cuenta con la potestad de remover a los jueces o fiscales por medio de un juicio político. Entonces, el mismo organismo que los designa es el que los remueve.  
Por todo esto, el funcionamiento del poder judicial está altamente condicionado desde sus orígenes, porque los cargos de jueces y fiscales que supuestamente duran para siempre en realidad no lo son, ya que pueden ser removidos por el Consejo de la Magistratura si éste considera que investigan a las personas incorrectas. Léase, figuras políticas importantes en actividad.
Los hechos demuestran que los funcionarios de mayor trascendencia de los distintos poderes de la nación actúan estrechamente entre sí desde hace más de treinta años, desde que se recuperó la democracia, y no necesariamente para favorecer al pueblo.
Cada uno de los funcionarios de los tres poderes pareciera actuar en provecho propio y en el de sus pares de otros ámbitos. ¿Tal vez para mantener sus puestos, privilegios y fundamentalmente, sus fueros? Estos últimos son de la mayor importancia, dado que son los que brindan impunidad ante cualquier proceso judicial. ¿Acaso será por los fueros que tanto el Congreso Nacional como las legislaturas provinciales se encuentran poblados de ex funcionarios del más alto nivel? Ex presidentes, gobernadores y funcionarios del mayor nivel político no dudan un instante en asumir como diputados o senadores apenas finalizan sus mandatos ejecutivos. De hecho, lo hacen en cualquier puesto  que tenga fueros, por más insignificante que sea.

Ex presidentes, gobernadores y funcionarios del mayor nivel político no dudan un instante en asumir como diputados o senadores apenas finalizan sus mandatos ejecutivos. De hecho, lo hacen en cualquier puesto  que tenga fueros, por más insignificante que sea

Probablemente la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra la presidenta y otras personas no tenga sustento legal, porque razonablemente puede tratarse de una decisión política entre estados y no implique necesariamente un encubrimiento, aunque pueda parecerlo. ¿Pero quién tiene la respuesta correcta?  
“La única verdad es la realidad”, decía el ex presidente Juan Domingo Perón. Y la realidad demuestra que jamás se condenó a un solo funcionario acusado por corrupción, lavado de dinero, negociados, malversaciones y otros delitos notables. A nadie.
Lo curioso es que a pesar de que ningún alto funcionario de ningún gobierno democrático fue encarcelado, todos los días la gente expresa: “espero que se haga justicia”. ¤