Sanata presidencial

"Sanata" es un término del lunfardo que se refiere al arte de hablar mucho y en realidad no decir nada.
Si lo usa un humorista es gracioso, pero en los políticos es sumamente peligroso.

La sanata se conoce como un género humorístico que fue recreado por el exitoso comediante Fidel Pintos; su humor consistía en monologar largamente utilizando murmullos y palabras inconexas y sin sentido, pero manteniendo la postura y dando la apariencia de que se trataba de pensamientos profundos y coherentes. Por extensión, el término se incorporó al lunfardo, para denominar toda forma de hablar confusa e incomprensible, en la que se expone un argumento sin sentido ni ideas claras. Una manera de hablar sin decir nada, pero con el fin que el interlocutor piense que se ha dicho algo.
No escuchaba a un presidente argentino sanateando como lo hace la actual presidenta, desde que Menem en 1996 manifestó en un programa de televisión que: "Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, nuestras naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera, y desde ahí elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".
Uno de las vertientes más preocupantes de la sanata presidencial actual es la que, iniciada siete años atrás por Néstor Kirchner, les dio excelentes resultados: hablar de la realidad argentina como si les fuera ajena, como si los males fueran responsabilidad de otros, y no de las escasas bondades propias. Por ejemplo, cuando la presidente dice que se le "hiela la sangre" cuando los poderosos piden más y se olvidan de los más humildes, como si ella no tuviera nada que ver con la realidad argentina; esto luego de visitar la ciudad de Tartagal que recientemente sufrió un desastre natural.
Pero uno recuerda que en el 2006, ya en la gestión de su marido, esa misma gente había sido castigada por un fenómeno parecido que puso al desnudo la pobreza extrema, el abandono más absoluto por parte del gobierno provincial y nacional y la total falta de previsión. Aunque afirman que las obras para evitar nuevos derrumbes en Tartagal ya están completadas en un "70 por ciento", lo cierto es que desde aquel aluvión ocurrido ya en la era kirchnerista nada cambió no sólo en esa ciudad, sino en todas las regiones del país donde la pobreza es "estructural". Pero si tantos años en el poder absoluto del kirchnerismo -ya suman siete, nada menos- nada se hizo para modificar esa situación, ¿con qué audacia la Presidenta acusó una vez más a "los otros" por las desgracias nacionales?
Para explicar la discursiva actual hay dos hipótesis: o nos toman por estúpidos o lo que es peor, están convencidos de lo que dicen, o sea que nuestros gobernantes viven en una realidad virtual.
Entre las frases de la presidenta hay de todo tipo, graciosas, ridículas, patéticas y muchas dan vergüenza ajena. Las hay hilarantes, como la que dijo en un acto en Olivos: "Cuando le escuché decir (a Barack Obama) que los sindicatos no son parte del problema sino parte de la solución y que quiere sindicatos grandes (...), yo no sé si Obama habrá leído a Perón, pero déjenme decirles que se le pareció mucho". Esta frase fue elegida como una de las más desopilantes del mes por periodistas de AFP.
Y estamos en problemas, porque si la Presidenta considera que el mercado de trabajo norteamericano se parece en algo al nuestro, donde desde el peronismo se ha creado y utilizado el sindicalismo con fines muy lejanos a los que se supondría que debe tener, convirtiéndolo en un monstruo difícil de digerir. Los máximos exponentes del sindicalismo oficial en Argentina son millonarios que nunca han trabajado y son una fuerza de choque siempre lista para defender los intereses, no de la clase obrera que se supone que representan, sino al que ha alimentado sus intereses de poder y dinero. Mientras que aquí en Estados Unidos, como ejemplo, basta decir que el partido gobernante en su momento puso preso al histórico líder camionero Jimmy Hoffa por sobornar a un jurado, nuestra presidenta llevó a Hugo Moyano en su comitiva a España, nada menos que a Moyano, de quien podemos decir que es una moderna versión del típico mafioso tercermundista. Este conductor del gremio de camioneros puede paralizar el país cuando se le antoja, aún cuando se encuentre ocupado en emplazar su hotel V.I.P. en la costa argentina. Realmente el desapego con la realidad de nuestra presidenta, resulta preocupante.
Cabe también citar a nuestra  mandataria en el acto de Olivos antes mencionado: "El 2008 podrá haber sido un año difícil para la Presidenta, pero en términos económicos, ha sido un año excelente para los argentinos". Sinceramente…
Entre la sanata del mes también podemos destacar: "En América del Sur nos caracterizamos por un giro muy importante. Nuevos gobiernos de carácter progresista con distintas historias, protagonizaron un gran cambio en la región", comentó, y afirmó que "sus gobernantes se parecen ahora mucho más a sus gobernados que en las anteriores gestiones". O “recomendó formular reglas que sean cumplidas por todos, no reglas que sean cumplidas por los débiles y violadas por los poderosos". Raro escuchar esto de una gobernante que tiene entre sus primeras y segundas líneas un total de 21 altos funcionarios con procesos judiciales abiertos, muchos de ellos por corrupción y enriquecimiento ilícito, siendo el intocable secretario de Transporte Ricardo Jaime, quien tiene más denuncias (diez en total), siguiéndolo el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido (nueve) el de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández (seis), la de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, (tres) y el de Trabajo, Carlos Tomada (tres).
Durante su última visita a España, la presidenta afirmó que "los políticos deben ver la política como un instrumento para mejorar la calidad de vida de nuestras sociedades". Los argentinos realmente no sabemos a qué se refiere, porque en nuestro país todos sabemos cuáles son las únicas sociedades que se benefician con la política, y una de ellas es la sociedad que forman los Kirchner.
Causa profundo rechazo ver disertar desde su púlpito a la presidenta criticando enemigos y autoalabándose mientras un coro de chupamedias la vitorea, luego de seguramente repartir la tajada de la torta con todos ellos. Pero más rechazo causa escucharla cuando uno se entera de que las propiedades de los Kirchner y de sus testaferros se incrementan cada vez más.
Por eso, basta de sanata, porque a los únicos que se les hiela la sangre es a los que acuden a la nueva propiedad del matrimonio, ese magnífico hotel que construyeron en algunas de las tierras fiscales de El Calafate (obviamente apropiadas de forma ilegal) y que a los turistas les cuesta 1500 dólares la noche.  ©