Es evidente que el general José de San Martín, ya en Yatasto, consideraba que el camino de la Independencia de América era por Chile y no por el Alto Perú. Las fuerzas argentinas no presentaban un frente unido, costaría llegar a él. El general San Martín, invocando razones de salud, pidió ser relevado del mando del ejército, y José Rondeau fue designado para reemplazarlo.
En razón de muchos, San Martín, que preveía el resultado de una nueva campaña al Alto Perú, abandonó su puesto con aquella excusa para salvar su reputación.
Mientras tanto, en Salta, Güemes asumió la defensa del Norte I y desde su comando reorganizó las operaciones de guerra de guerrillas que ya estaban en actividad por iniciativa de Luis Burela y Pedro Zavala, quienes con una partida de 300 gauchos hostigaban desde enero de 1814 a las fuerzas de Pezuela. Pero, como veremos, la enemistad entre el nuevo jefe del ejército del Norte y Güemes le daría la razón a San Martín.
En Buenos Aires, la Asamblea del año XIII estableció el 31 de enero de 1814 el cargo de Director Supremo como ejecutivo con un mandato de dos años. La Asamblea procuraba hacer frente a la amenaza realista agravada por enfrentamientos internos en el bando patriota y, con el fin de evitar los abusos de poder, el Directorio debía estar integrado por un Consejo de Estado.
Se nombró como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a Gervasio Antonio de Posadas. El Consejo estaba presidido por Nicolás Rodríguez Peña.
Esta forma de Gobierno duró hasta 1820. Fue el Director Supremo Ignacio Álvarez Thomas quien convocó al Congreso General Nacional Constituyente a realizarse en Tucumán en 1816. ¤