Entre las prendas de vestir, el poncho era una de las más importantes por los diversos servicios que prestaba, puesto que defendía del frío y de la lluvia, se usaba de cobija cuando cuadraba la oportunidad de hacer la cama con el apero -muchos gauchos no conocieron otra cama ni otra cobija en toda su vida- pero donde se apreciaban de verdad las ventajas del poncho era en los casos, demasiado frecuentes, de pelea.
Al gauchaje en general siempre le gustaron las reuniones con los amigos, con vecinos, o también con el viajero que iba de camino y con quienes conversaba de distintos temas.
Mi padre tenía un libro de todas las costumbres gauchescas que ahora yo heredé.