Nota de Tapa: Copa Mundial Alemania 2006

Luego de pasada la fase clasificatoria del Mundial, ha quedado mucha tela para cortar. Por un lado está la Federación Internacional de Fútbol Asociado, ente regulador de este deporte que tanto nos gusta a los argentinos y que tan poco hace por el bien del mismo. Y por otro lado la actuación de nuestro equipo. Vayamos por partes:
La FIFA
Un punto fundamental al que me quiero referir es la incoherencia absoluta que tiene la FIFA en cuanto al deporte que representa, pero que a la vez, si lo miramos desde el punto de vista que realmente le importa a los regentes de esta federación, tiene una coherencia absoluta en cuanto a lo que es el manejo del poder, el dinero y la fiesta.
Pero en definitiva, la coherencia o incoherencia de la que hablamos ¿le hace bien al fútbol? Desde mi punto de vista lastima al deporte en sí y lo hace menos creíble. ¿Y por qué opino esto? Porque a mi juicio, los votos y el poder económico hacen que se siga tomando decisiones que van en contra del deporte mismo, priorizando el poder económico y político de algunos países cuyo fútbol es paupérrimo, en detrimento de un Mundial en donde estén representados los mejores seleccionados del mundo, haciendo que en lugar de ser el mundial de los mejores, es en parte, de los que más dinero o poder tienen.
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, llegó al poder y se mantiene en él gracias a los votos de Africa y de Asia principalmente, entonces de alguna forma tiene que devolver esos favores. Así es que en este Mundial las plazas para Africa fueron cinco y para Asia cuatro. Si tenemos en cuenta que América del Sur ostenta nueve títulos mundiales sobre diecisiete jugados, tiene cuatro plazas y un repechaje contra Oceanía... tenemos que aceptar que algo anda mal. ¿Qué ganaron los representantes de estos dos continentes para tener tantas plazas? Sobre todo viendo lo acontecido hasta ahora en el Mundial, en donde de cinco países africanos sólo uno paso la primera ronda y ninguno de Asia. Lo mismo acontece con América del Norte y Central (CONCACAF), que cuentan con cuatro plazas y sólo uno pasó a los octavos de final. En los tres casos mencionados el nivel fue muy bajo, quedando demostrado que para algunos el sólo hecho de participar “de la fiesta” ya es suficiente.
Pero el tema de las plazas para el mundial demuestra desde el vamos que está todo mal, porque los organizadores no se fijan en el nivel futbolístico de cada país, sino en el poder de los votos. La explicación es que en América del Sur son pocos países y en Asia, Africa o el que sea nos duplican y hasta triplican en cantidad. Pero en definitiva ¿qué tiene eso que ver si esto es un Mundial de fútbol en donde tienen que estar los mejores y no los que más poder, votos o países tienen? Porque no me queda ninguna duda de que el nivel de Uruguay, Colombia, Chile, Dinamarca, Bélgica o Rusia, por nombrar sólo a algunas de las selecciones que no están en este Mundial, es superior a la mayoría de los representantes de Asia, Africa o la CONCACAF. Se podrá decir que no se merecen estar en el Mundial porque perdieron en sus zonas clasificatorias, pero convengamos que no es lo mismo tener que competir en la clasificación contra Brasil, Argentina, Alemania, Italia y España, por ejemplo, que competir con Cuba, Surinam, Canadá, Namibia, Sudan, Vietnam o Camboya. Y esto no es por ser despectivo, pero estamos hablando de fútbol, no de una fiesta. Si queremos hacer una gran fiesta mundial, que inviten a todos a una fiesta de danzas típicas y que cada país muestre cuáles son sus bailes autóctonos y que ahí sí vayan todos disfrazados y pintados y que hagan la ola y esas cosas tan simpáticas que hoy día se ven en los estadios mundialistas.
La solución: menos plazas para estos continentes (dos como mucho); que se mantegan las mismas plazas que hasta ahora tienen América del Sur y Europa, y un gran repechaje entre las selecciones europeas que salieron segundas en sus grupos, más el quinto y sexto de Sudamérica, más el tercero y cuarto de los otros continentes.
La otra gran incoherencia de esta FIFA es el ranking. ¿Alguien sabe a ciencia cierta cómo está medido ese bendito ranking? Porque salvo el primero, que es Brasil, ¿qué hace República Checa en segundo lugar y México y Estados Unidos en cuarto y quinto lugar? Que alguien me lo explique por favor. Es tan ridículo como que en rugby, Argentina estuviera por encima de los All Blacks porque ganó el campeonato sudamericano. Lo peor de todo es que este ranking, de acuerdo al humor de los dinosaurios de la FIFA, puede ser utilizado para elegir los cabezas de serie y entonces encontraremos que México vaya a saber con qué méritos - más allá del dinero de Televisa- es cabeza de un grupo y Holanda no. Pongamos un poco de seriedad, porque sino vamos a terminar matando a la gallina de los huevos de oro.
Otra incoherencia: la FIFA o quien corresponda, se niega al uso de la tecnología y a cambios para mejorar la credibilidad de los partidos y sus resultados. Con respecto a esto se habían prometido censores dentro de los arcos para este mundial, pero nada se hizo y hubo dos pelotas que entraron en los arcos no cobradas por la impericia o mala ubicación de referís y colaboradores. El primero en el partido de Argentina contra Costa de Marfil y el otro en Francia contra Corea del Sur. Pero no sólo la tecnología, como ya se está utilizando en otros deportes, puede ayudar en la tarea de los que imparten justicia en el campo de juego, sino también colocando algún colaborador más, sobre todo para las jugadas en las áreas, en tiros libres y tiros de esquina, ya que como se ha visto en este Mundial, gran cantidad de empujones ocurren fuera de la vista del referí. Esta negación ¿no será para darle un manito a los locales -dejando todo en una nebulosa de discusiones sobre la objetividad o subjetividad de un referí- como ya pasó en algún que otro mundial, en donde selecciones que normalmente no pueden pasar ni la primer ronda, llegaron hasta las semifinales?
Por último, y para abandonar el tema FIFA, ¿no sería mejor hacer algo para evitar tantas especulaciones cuando se están resolviendo los grupos de la primera rueda? Por ejemplo, no tener predeterminados los cruces de los octavos de final evitando que se puedan manejar resultados y elijan las selecciones con quien les conviene jugar. Una forma sería sorteando qué equipo que salió primero le toca con cuál segundo, con la única salvedad de que no se vuelvan a encontrar los que jugaron en la primera zona. Otra posibilidad para los cruces sería haciendo jugar al mejor primero contra el peor segundo, el segundo mejor primero contra el segundo peor segundo y así sucesivamente. Aparte y ahora si, dediquémonos al fulbo.
La Selección Argentina
Lo primero que hay que destacar de nuestra selección, es que pudo olvidarse del mal momento del Mundial 2002 cuando nos quedamos afuera en la primera ronda, y a fuerza de buen fútbol y un equipo bien acoplado en todas sus líneas pasó la primera ronda sin sobresaltos.
Si hubo un grupo de la muerte, como algunos presagiaban a la zona que le tocó a Argentina, la convicción de las cualidades propias llevó a que no lo notáramos, ya que la premisa fue creer en nuestras posibilidades, aunque siempre con respeto hacia el rival.Y así fue partido a partido; primero contra Costa de Marfil, en donde el equipo argentino fue muy certero en el arco contrario y manejó el partido a su ritmo, salvo cuando aparecieron algunos nerviosismos propios del debut y de querer asegurar el resultado, que les jugó en contra, dándole la posibilidad al rival de despertarse e intentar la hazaña, cosa que no sucedió, finalizando como todos sabemos con un triunfo argentino por 2 a 1.
Luego vino el partido del Mundial, el 6 a 0 contra el equipo que para algunos era el cuco del grupo: Serbia y Montenegro. La Argentina desplegó el mejor fútbol que haya jugado nuestra Selección en los últimos años. Hubo goles para todos los gustos, inclusive el gol, que para algunos fue el gol del Mundial, el que convirtió Cambiasso luego de una seguidilla de 26 toques de jugadores argentinos. En ese partido también se dio el debut de Tevez y Messi, quienes demostraron en pocos minutos todo lo que pueden ser capaces de hacer, con un gol y una asistencia de gol cada uno. Con este partido se consiguió de la mejor manera la tan ansiada clasificación a los cuartos de final.
El tercer y último partido contra Holanda, con los dos equipos ya clasificados, fue para determinar quién salía primero y quién segundo del grupo. Por esa razón los dos equipos reservaron a los jugadores amonestados, ya que otra amarilla hubiera obligado a estos jugadores a perderse el partido de octavos de final. También descansaron aquellos jugadores agotados o con algunos golpes. De todas formas salió un buen partido en el que Argentina fue un poco más que su rival, aunque no pudo convertir y el partido finalizó empatado. El enfrentamiento sobre todo sirvió para medir equivalencias con un equipo de los que se suponía más poderosos de este mundial.
Y acá paro para marcar otra incoherencia de la FIFA ¿no es ridículo que al terminar la primera fase se descuenten las amarillas? La amarilla es una advertencia a que aquel que pega la próxima vez se tendrá que cuidar porque si no lo sancionan. Descontar la amarilla al terminar la primera fase ¿no es como autorizarlo a pegar otra vez?
Volviendo, Argentina logró dar el primer paso y también el segundo, con el sufrido triunfo en tiempo suplementario frente a México, con ese maravilloso golazo de Maxi Rodríguez, por un cerrado 2 a 1.Pero más allá de la clasificación hacia la segunda ronda y luego el pase a cuartos de final, lo que hay que reconocer es la vuelta a ver un fútbol con el que la mayoría de los argentinos nos identificamos: aquel que nos permite ganar pero a través de jugar bien y no a través de especulaciones, subterfugios y/o penales, y esa vuelta a un fútbol vistoso tiene que ver mucho con la propuesta que hace el técnico José Pekerman.
El técnico argentino tiene que ver mucho con este cambio positivo que se vislumbra en nuestra selección y no sólo en cuanto a si gana o pierde en la próximas rondas, primero contra Alemania y si se gana con quien nos toque, sino que también en esta selección hay un cambio de actitud muy positivo que comienza con el bajo perfil del técnico y sus ayudantes. Con Pekerman no hay exhibicionismo ni vedetismo, él no es un técnico tribunero ni demagogo, no se va a ganar a la hinchada por poses o frases hechas, si se lo gana será por su trabajo y sus logros y no por sus declaraciones. El no dirá que al contrario hay que matarlo, ni que morirá con las botas puestas. Y eso se ve en los jugadores que han entendido que nadie se salva solo y que esto es un verdadero equipo en el que nadie es más importante que el otro, y esta es una escuela que ya tuvo sus frutos en Qatar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001, mundiales juveniles que ganó Argentina bajo la dirección de José Pekerman, en casi todos los casos también siendo el campeón del Fair Play.
Ese y más que ninguno es el triunfo de esta selección de argentinos, históricamente siempre tildados de prepotentes, maleducados y cancheros. Hoy esta Selección no tiene nada de eso. Festejemos entonces por ese gran triunfo de la Selección. Ø