Éxodo de argentinos

Con un presente desolador y sin esperanzas en el futuro, miles de argentinos buscan nuevos horizontes en el exterior

Estuve viendo las fotos de Ariel en Facebook. Mi muy querido amigo se veía feliz en una de las postales más representativas de la argentina: un asado, y todo lo que conlleva ese ritual, su preparación, elección de cortes, achuras, ensaladas... Una festiva reunión de amigos, familiares y conocidos. Tanto a Ariel como al resto de los comensales se los percibía contentos, relajados y sonrientes alrededor de la comida más tradicional de nuestro amado país.

Lo único que desentonaba era el fondo, el contexto. Porque Ariel estaba festejando su argentinidad culinaria en Ra’anana, Israel, donde emigró hace pocos meses en búsqueda de algunas cosas simples de la vida: seguridad personal para él y su familia, más previsibilidad, desarrollo profesional y estabilidad económica. Cabe consignar que Ariel, además de ser un excelente médico, es una gran persona. Muy solidario.
Veo las fotos de Nicolás en las redes. Es un calco de la anterior: asado, amigos, vino, sonrisas. Pero en México DF, México. Nicolás también es una excelente persona y un profesional del marketing y nuevas tecnologías de alto nivel.

“No solo emigran por cuestiones de trabajo, desarrollo, oportunidades, sino que casi todos escapan de la muerte que asecha en cada esquina de este bendito país, porque la cantidad de muertes en hechos violentos dentro y fuera de los hogares se incrementa sin fin”

Aparecen luego las de Cynthia. Se la ve feliz con sus hijos y esposo. Tranquila, segura, estable. Lo único que la hace protestar durante meses y meses es la nieve, dado que vive en la helada Winnipeg, Canadá, a donde emigró para obtener lo mismo: seguridad y estabilidad. Reglas de juego claras, y un lugar en donde “el largo plazo” no sea mañana.
Después observo las de Víctor, igualmente queribles y entrañables. Asado con amigos… en Roma, Italia. Un profesional de la computación que también debió marcharse con su familia.
La lista es interminable y se acrecienta día tras día. Incluyo a Marilyn, quien si bien se fue por amor, ya juró que nunca volverá a su Tucumán natal. Ella ahora vive en las cercanías de Zúrich, en la “aburrida” Suiza, según las palabras de la ex ministra de Seguridad Sabrina Frederic, quien había dicho que “Suiza es más tranquila, pero más aburrida”. Aburrido país helvético en donde la gente puede salir sin sobresaltos a la calle, sin temor a que la maten en ocasión de robo, como sucede a toda hora y en todo lugar de la argentina.
Afortunadamente, esa funcionaria ya fue eyectada del gobierno por su inoperatividad y por sus declaraciones poco afortunadas.

Un país divertido como pocos
Esta es una realidad incontrastable: todos los argentinos que pueden se van del país. Sean o no profesionales. Sean o no talentosos. No solo emigran por cuestiones de trabajo, desarrollo, oportunidades, sino que casi todos escapan de la muerte que asecha en cada esquina de este bendito país, porque la cantidad de muertes en hechos violentos dentro y fuera de los hogares se incrementa sin fin. Actualmente, todos los hombres, mujeres y niños están expuestos a que los maten por un celular, un par de zapatillas o una bicicleta. Con la excepción de los funcionarios, porque ellos tienen custodia.
Para colmo, nadie hace nada por evitar la violencia incontrolable. Es más, ni siquiera los funcionarios encargados de brindar seguridad se preocupan. Ni los anteriores ni los actuales. La antropóloga Sabina Frederic fue despedida del Ministerio de Seguridad porque indirectamente consideraba “divertido” ser pasible de un hecho violento, y por minimizar el accionar de los carteles de la droga de la provincia de Santa Fe, donde el conteo de muertes asciende en una espiral incontrolable, similar al de cualquier estado mexicano.
Su reemplazo, sin embargo, no ofrece mejores perspectivas para la población, dado que nuevo ministro de Seguridad es el abogado y contador Aníbal Fernández, el mismo funcionario que hace algunos años aseguró, sin despeinarse, que “la inseguridad es una sensación”.
Para los argentinos, la inseguridad es una realidad. De hecho, es la principal preocupación de todos, al mismo nivel que la desocupación y la economía.
La argentina se convirtió en un país que solo ofrece muertes, desgracias, desocupación, pobreza, hambre y anarquía, donde no existe una moneda creíble, y, además, donde las reglas se cambian día tras día.
A estas desgracias hay que sumarle dos variables más que son, simplemente, de terror: el presidente Alberto Fernández se pelea públicamente con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por custiones de poder, causando una crisis institucional inédita, ya que en un país absolutamente presidencialista es la primera vez en su historia que hay un binomio gobernando.

“Para los argentinos la inseguridad es una realidad. De hecho, es la principal preocupación de todos, al mismo nivel que la desocupación y la economía”

Por otro lado, hay que resaltar que la principal fuerza de la oposición no es una posibilidad de mejora, porque ya demostró ser absolutamente inútil en todos los aspectos de la vida nacional cuando gobernaron desde el 2015 al 2019.
Los argentinos padecen mientras los gobernantes se pelean. Nada mejora. Ni el más optimista de los optimistas puede vaticinar algún progreso, una pequeña mejora. Como no hay esperanza a la vista, todos los argentinos que pueden… emigran.
En realidad, huyen.¤