Por lo menos así… lo veía él
El excéntrico polemista de la eterna boquilla e histrionismo daliano
Las facturas del sábado por la mañana y el despertar de los gorriones presagiaban el momento de barrer el patio, instalar dos o tres lamparitas de colores detrás del bananero y otras tantas detrás de la yuca, colgar los parlantes (los bafles, les decíamos por entonces) en algún rincón estratégico, y asegurarse de que la púa del Winco estaba limpia y sana.
Hubo un tiempo en el que, si bien no todo era color de rosa, uno podía tomar el tren de la línea Roca desde Constitución hasta Banfield a las 10 de la noche sin temor a ser asaltado.
Hoy resultaría un hallazgo encontrarse con alguno de estos sobrevivientes de la prehistoria televisiva, pero unas décadas atrás las antiguas antenas de TV dominaban los techos de las casas argentinas y del resto del mundo.
Uno de los primeros galanes modernos de la TV argentina comenzó su carrera rompiendo platos.