LA ENTREVISTA DEL MES: Juan Carr, Fundador de Red Solidaria

LA ENTREVISTA DEL MES: Juan Carr, Fundador de Red Solidaria“La Argentina vive una solidaridad emocional”
No es fácil concertar una entrevista con Juan Carr; luego de mil llamadas a un celular que invariablemente se corta, lo encontramos en medio de una vorágine de extraños ruidos metálicos y voces que se superponen entre sí. “Hoy estamos muy ocupados atendiendo a los medios, porque acabamos de publicar el documento ‘Diálogo Rioplatense’ y todos quieren nuestra opinión”, explica. Lo que todos quieren, en realidad, es “su” opinión, pero así es él: cada vez que habla de su trabajo lo hace en primera persona del plural.

Sencillo como su nombre, de pelo ondulado y bigote pelirrojo, casi siempre de jeans y zapatillas, este padre de familia de cinco hijos es el fundador y principal vocero de la que es quizás la organización no-gubernamental más respetada de la Argentina. Así y todo, pide que lo presentemos como un simple “voluntario de Red Solidaria”. Y es que en definitiva eso es lo que es. La Red no tiene directores ni ejecutivos de ningún tipo; tampoco empleados, ni secretarias, ni voceros de prensa. Sus voluntarios aprovechan al máximo y con suma eficiencia las posibilidades de la tecnología: ya sea a través del teléfono o del Internet, conectan a la gente que necesita ayuda directamente con aquellos que pueden proveerla.
Con este simple sistema de trabajo y sin ningún presupuesto, Juan Carr y Red Solidaria han creado un modelo de organización asistencial transparente, eficaz y sin vínculo alguno con sectores empresariales, políticos o religiosos.
¿Por qué consideraste necesario crear Red Solidaria, justo en momentos en que la Argentina entraba al Primer Mundo?
(Se ríe) Mirá, yo soy médico veterinario, docente, tengo familia de 5 hijos... y los que en ese entonces en la Argentina teníamos la suerte de tener trabajo, pensamos que gozar de la posibilidad de comer diariamente te crea una hipoteca moral, una obligación de hacer algo por la comunidad. Pero un profesional medio, como es mi caso, debe ocupar buena parte del tiempo de su vida en su profesión, así que tuvimos que inventar un esquema dentro del cual con el poco tiempo que tenía cada uno de nosotros pudiese dar una respuesta a la comunidad. Entonces descubrimos que trabajando “en red” y juntando el poco tiempo que le quedaba a cada uno podíamos lograr algo, así que compramos una computadora, un teléfono y así arrancamos. Ese fue el inicio en aquel momento.
Padre de cinco hijos, docente, fundador y el voluntario más conocido de la Red Solidaria... ¿Te queda tiempo hoy en día para dedicarte a tu profesión?
Sí, hoy en día, inclusive, estoy estudiando el programa Pro-Huerta del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) con todo lo que tiene que ver con huertas y granjas dedicadas especialmente a solucionar el tema de la desnutrición. También soy docente en un colegio de una villa de emergencia en el que se especializa en inclusión social, así que estoy dando una mano allí también. Pero como siempre trabajamos en equipo, más o menos la cosa la vamos llevando.
¿Te inspiraste en algún modelo cooperativista o de asistencia ya existente para fundar la Red?
No; algunos de nosotros teníamos un pasado social, alguna trayectoria, y el modelo que creamos es un modelo muy para Latinoamérica. Fuimos abriendo capítulos a medida que iban apareciendo los problemas y lo íbamos necesitando. Pero ahora que lo mencionás, te diría que tiene mucho de cooperativa, en la que participa mucha gente ligada a la fe –católicos, luteranos, anglicanos, bautistas, judíos- y mucha gente del sector de la educación, así que tomamos todo lo que Argentina ya tenía y le dimos una forma.
¿Trabajan regularmente con alguna organización profesional, comunitaria o religiosa en particular?
No, la Red Solidaria es laica y esto nos da una gran riqueza. Pero en nuestro país, como así también en el resto de Latinoamérica, hay muy poca credibilidad en grupos u organizaciones como ésta y por eso nosotros trabajamos a veces con alguna parroquia, algún templo, alguna universidad o colegio, porque estas son instituciones muy creíbles. Nosotros hacemos cosas con ellos por esa razón, pero somos laicos y queremos seguir así, siempre con esa impronta de abrir las puertas y recibir a todos.
Describime cómo es el mecanismo de una campaña típica de la Red.
En la Red de Buenos Aires recibimos por mail, teléfono o personalmente las demandas por necesidades (una escuela rural que necesita útiles, una población que sufrió una inundación, una familia que tiene un chico con una discapacidad y necesita una silla de ruedas) y de acuerdo a cada necesidad vemos quién la puede cubrir...
Derivan los casos...
Claro, y cuando el mecanismo no funciona, a través de ustedes, los medios de comunicación, mostramos la necesidad y buscamos solucionarla. Nosotros hacemos de nexo: no recaudamos, no juntamos ni guardamos nada. Si alguien tiene ese medicamento que un enfermo necesita, ponemos en contacto a ambas partes en forma directa; ese es el mecanismo. Ahora estamos trabajando con las inundaciones de Tartagal, así que a través de los medios hicimos un llamado a la comunidad para juntar cosas en iglesias o colegios y conseguimos empresas de transportes que nos dieran una mano para llevar las donaciones al lugar. Un simple mecanismo de juntar al que da con el que necesita.
¿Cuántos voluntarios trabajan en Red Solidaria?
A esta altura ya no lo sabemos, pero dependiendo del momento, calculo que un poco más de cincuenta. En el interior es muy variable, hay campañas en las que participan hasta mil personas, pero no tenemos un número estable. Por otra parte, nosotros no le exigimos a la gente que sea voluntario de tiempo completo si no lo puede hacer, sino que le proponemos que viva la cultura solidaria.


Red Solidaria acaba de dar a publicidad un documento llamado “Diálogo Rioplatense”, en el que varias personalidades argentinas y uruguayas, entre los que se cuentan León Gieco, China Zorrilla, Hermenegildo Sábat y Norma Aleandro, instan a los gobiernos de ambos países a negociar de una manera “amplia y respetuosa” y a “dejar de lado intereses mezquinos”. ¿Qué expectativas tenés en este caso?
Esta es la primera vez que nosotros estamos en un conflicto internacional tan de cerca. Todos los días, desde ambas orillas, hay declaraciones cada vez más fuertes; por ahora son nada más que declaraciones, pero nosotros tenemos miedo de que haya algún incidente inesperado. Tratándose de países que han crecido juntos es increíble ver lo que está pasando. Por eso juntamos a todas estas figuras de ambos países para hacer un documento muy simple y concreto, y en caso de ser necesario seguir pendientes del tema.
Así como hoy estamos fundando el “Diálogo Rioplatense”, deberíamos luego fundar el “Diálogo Latinoamericano”. América Latina va a ser un continente de permanentes conflictos fronterizos en los próximos 15 ó 20 años, y hace falta que la mayoría de la población se exprese a favor del diálogo.

 


A través de los años, los argentinos (los porteños en particular) nos hemos definido con frases como el “No te metás”, el “Por algo habrá sido”, o el típico “Yo, argentino”. Es decir, nos catalogamos a nosotros mismos como indiferentes, cínicos, individualistas. Sin embargo, la Red recibe cerca de 100 llamadas diarias, de las cuales el 60% son de gente que se comunica para ofrecer algún tipo de asistencia. ¿Cómo se conjugan estas dos caras opuestas del argentino?
Vos lo describís muy bien: esa es la Argentina actual. Hoy en día andamos por las 130 llamadas diarias, y recibimos por lo menos 20 e-mails -en estos días muchos más porque todos quieren adherir al documento “Diálogo Rioplatense”- (ver recuadro). La mayoría de la gente se comunica para ayudar y eso es muy conmovedor. Ahora, ¿Cómo se conjugan ambas caras? Nosotros creemos que Argentina vive una “solidaridad emocional”; dejamos la típica indiferencia de lado y ahora hay una emoción. Seguro muchos de los lectores de la revista se van a conmover al leer esta nota. Hemos dado un paso; ahora necesitamos pasar de esa participación emocional a una más activa. Necesitamos convertir esta emoción en una emoción permanente, en un compromiso que perdure en el tiempo y que tenga muchas formas de participación. Antes le interesaba participar en política y ahora no; bueno, que participe plantando plantas autóctonas en donde vive, que lo haga ayudando a algún anciano que se queda solo en su casa durante una catástrofe natural, en un comedor comunitario del barrio... Esas dos caras que vos mencionás no son las de dos argentinas distintas: en realidad es la misma, aunque fragmentada en esas dos circunstancias. Pero la realidad se transforma a medida que más gente va participando.
¿Por dónde pasa esa transformación de la realidad: por un simple mecanismo de redistribución del dinero o por un cambio profundo en las relaciones humanas?
El problema de transformar la realidad no tiene que ver con la economía, tiene que ver con el compromiso. A nosotros nos interesa mucho más recaudar compromiso que recaudar dinero, porque el dinero está, pero si uno pasa con una avioneta tirando billetes en las zonas carenciadas el problema no va a cambiar, porque es mucho más complejo que eso. Nosotros queremos ver cuánto podés hacer por la comunidad, de cuánto tiempo disponés para el otro, porque creemos que la clave para este nuevo siglo es recaudar compromiso.
Si bien la mayoría de los más graves problemas que afectan al pueblo argentino tienen por lo general un denominador común, una misma raíz, se me hace como que la desnutrición infantil es uno de los temas más indignantes y de más urgente solución. La pregunta es: ¿Has visto una incidencia positiva en los índices de desnutrición infantil a partir de la pregonada recuperación económica?
Para que tengas una idea, en nuestro país cada dos horas fallece un chiquito por causas relacionadas a la desnutrición. Este número desgraciadamente no ha variado mucho, pero sí se ha observado una leve disminución en los casos de mortalidad infantil en los últimos tres años, aunque cada chico que se muere es ya de por sí una tragedia.
El obispo brasileño Helder Cámara dijo alguna vez: “Cuando doy comida a los pobres me llaman santo; cuando pregunto por qué no tienen comida me llaman comunista”. Seguramente, y a pesar de que el trabajo de Red Solidaria se da por fuera de la política, alguna vez te habrá llovido algún palo por haber hecho esa misma pregunta...
La frase es buenísima; pero a nosotros nos invitan a participar de todo el arco político, desde la izquierda a la derecha. En lo personal yo no tengo vocación política, pero en general nos han tratado bien, sobre todo porque en las situaciones en las que nosotros participamos son situaciones muy duras, muy trágicas, entonces cuando vos estás tan cerca del dolor y del que sufre y siempre te ven ahí, naturalmente van a pensar que es muy raro que uno tenga intereses mezquinos. Nosotros no tenemos una relación fluida con la política; creo que la última vez que estuvimos en la Casa Rosada fue cuando intercedimos por la comunidad Wichí que iba a ser desplazada de sus tierras, y ahora fuimos por el conflicto con el Uruguay. Además creo que no somos tan importantes como para que nos presten demasiada atención.
¿No estarás subestimando la importancia de tu nombre o el de la Red?
No, mirá que en Argentina no nos conoce todo el mundo, o no todos creen que lo que hacemos es tan importante. Nosotros lo que intentamos es siempre construir y construir, jamás arriar una bandera. Tratamos de construir con todos.
Según datos oficiales, cerca de 2 millones y medio de chicos argentinos viven con necesidades básicas insatisfechas, desde la falta de alimentación adecuada hasta salud y vivienda. Dado que esto viene ocurriendo desde hace años ¿Se puede integrar a la sociedad y a partir de allí desarrollarse dignamente una persona que sufrió estas carencias durante tanto tiempo?
Es difícil. En estos momentos lo que se ve es que el que quedó pobre, allí quedó. Está costando mucho incluir a los sectores más marginados. No hablo de la crisis del 2001 que empobreció a mucha gente, sino a todos aquellos que quedaron francamente fuera del sistema. Ese es el panorama, más allá de que la crisis hizo que muchos argentinos comenzaran a mirar a los más marginados; cada vez hay menos indiferentes porque muchos tomaron conciencia de que tienen que hacer algo por la comunidad y en eso al menos vamos mejorando.
¿Cuáles son las campañas de la Red que más han movido a la gente a colaborar?
La más grande fue la de las inundaciones de Santa Fe, en la que participaron más de diez millones 400 mil argentinos; también, la campaña contra la violencia, en la que seis millones de argentinos se expresaron con el silencio.
Supongo que después de once años de trabajo con la Red te han quedado temas pendientes, proyectos que por una u otra razón no han prosperado...
Sí; el año que viene paso al “Concejo de Ancianos”, así que me voy a dedicar a la Red Solidaria Global y a recuperar mi trabajo profesional, que lo tengo un poco atrasado. El gran tema pendiente es globalizar la solidaridad a partir del modelo de la Red Solidaria, eso es muy importante para el futuro. Otro gran tema en toda América Latina son los accidentes de tránsito; en esto debemos mejorar nuestra presencia y accionar. También la violencia en todas sus formas, sobre todo en los chicos y contra las mujeres. Por otra parte, en Latinoamérica, aunque mucha gente no lo crea, aún existe la esclavitud, así que ese es otro tema a solucionar. Lo mismo el de los inmigrantes, ya que a medida que la riqueza se va concentrando en ciertas partes del mundo, los seres humanos obviamente se van acercando a ella. Y por supuesto, el gran tema del hambre, sobre todo pensando que en Argentina en sólo dos generaciones podríamos tener hambre cero, y en el resto del mundo podría lograrse en cuatro generaciones, así que ese es otro desafío importante.
¿Cuál ha sido el mayor logro de Red Solidaria desde su fundación?
Nosotros hemos tenido muchísimos fracasos, porque todo el tiempo alguna vida se nos pierde, pero al mismo tiempo decimos que cada vida que se salva es el mayor logro. Cada chico o anciano perdido que se encuentra es un logro y a nosotros eso nos llena de alegría.  Ø

Contactos con Red Solidaria
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Teléfonos: 4796-5828 / 4761-7994

Repasemos en pocas palabras los datos más significativos de algunas de las campañas regulares de Red Solidaria:
Donación de órganos
Unas 70 personas se han transplantado algún órgano con campañas que iniciamos nosotros para conseguirlos.
Nutrición
Tenemos una relación constante con unos 320 comedores, desde donde se combate el hambre, y que está detallada en una página de Internet que es RutasSolidarias.com.ar
Chicos perdidos
Ya participamos de unas 1600 búsquedas y como resultado se encontraron cerca del 90% de ellos.
Banco de medicamentos
Creo que ya hemos sobrepasado los 16 mil pacientes a los que le dimos una mano con el trabajo de conseguir la medicación.

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