Así como por mucho tiempo –y en algunos casos, hasta el día de hoy- llamamos curita a un apósito esterilizado, o Magiclick a un encendedor, o Siempre Libre a una toalla sanitaria femenina, la marca Pelopincho llegó a convertirse en sustantivo para denominar a las piletas de jardín.
La verdad es que las piletas Pelopincho aún se siguen vendiendo, y son de hecho unas de las más populares en nuestro país, así que tan “perdidas en el tiempo” no están, pero las rescatamos porque evocan tiempos de verano, familia y diversión en nuestra niñez.
La historia cuenta que los hermanos Benvenutti, de San Carlos Centro, provincia de Santa Fe, lograron crear una lona muy resistente, impermeable, económica, que no desteñía como las usadas hasta entonces, y además se podía estampar con diferentes motivos y colores. Corría 1974 y la revista Billiken publicaba por entonces una tira llamada Pelopincho y Cachirula; cuando los Benvenutti completaron el diseño de la pileta con caños de aluminio como sostén y asientos de plástico duro en las esquinas, decidieron salir al mercado con las Piletas Pelopincho, las que poco después se llegarían a vender de a miles y se promocionarían a través de una publicidad televisiva con Carlitos Balá nadando en una de ellas con patas de rana y una voz en off que decía “Piletas Pelopincho, un lugar de veraneo. Otra feliz idea de Benvenutti”.
Ícono de patios, jardines y terrazas a lo largo y ancho de nuestro país, las piletas Pelopincho hoy se han modernizado y, a pesar de la crisis económica que ha hecho tambalear a la empresa, siguen siendo una gran opción para enfrentar los rigores del verano para aquellos que vacacionan en casa.¤
Ingredientes 
Este mes presentamos una creación mística de la colección de cócteles de mi amigo Ricky.
Tras vencer por 2 a 0 a Trinidad y Tobago en la repesca de la Concacaf, Canadá se quedó con el último boleto del Grupo A. También clasificó Costa Rica.
Vermouth con papas fritas y… ¡Good Show!
Entre las prendas de vestir, el poncho era una de las más importantes por los diversos servicios que prestaba, puesto que defendía del frío y de la lluvia, se usaba de cobija cuando cuadraba la oportunidad de hacer la cama con el apero -muchos gauchos no conocieron otra cama ni otra cobija en toda su vida- pero donde se apreciaban de verdad las ventajas del poncho era en los casos, demasiado frecuentes, de pelea.
De todos los edificios históricos ubicados en Avenida de Mayo, en la ciudad de Buenos Aires, El Palacio Barolo, a veces mencionado como el “Pasaje Barolo”, ha recibido bastante publicidad en los últimos años debido a que es uno de los muy pocos abiertos al turismo.
San Juan, Argentina
Indomables: tu herida te convertirá en valiente
